¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE?
No ha sido definido, se el primero en definirlo
DEFINELO TU MISMOPero estas palabras estan cerca:
Rep. Dominicana
Abr  
11
 2014
Es más que un tíguere o mejor dicho, más que un tiguerazo. Es el más austuto de todos ! No se puede ser más cara rota que un tiguerón ! Atención ! manténgase alejado del tiguerón ! Y no deje de escuchar su canción, ("El tiguerón") allí queda bien definido.
El tiguerón es capaz de vaciarte la nevera sin permiso, solo porque "es tu amigo" y no le digas nada porque te dirá : "para que están los amigos?!"
Es capaz de vender tu carro averiado muy barato porque el arreglo es muy costoso. Luego descubres que el infeliz(socio del tiguerón) que supones que te "pagó mucho dinero" lo repara muy fácilmente y lo venden por el doble!
Rep. Dominicana
España
Acompañante de ligue. Es aquel, que le hace la segunda a su amigo/a cuando está hablando con un/a chico/a para conquistarlo.
Ya sea cubriéndola con sus padres, su novio, amigos o incluso, distrayendo al amigo del ligue.
-"Anda amiga, mira ese chico guapo de allí- señaló hacia un chico junto a su amigo- Hazme de chaperona y prometo sacarte al amigo de encima, luego de haber ligado, claro está"
-Vamos, hazme de chaperona así mi madre cree que no ligaré, contigo a mi lado.
España
Rep. Dominicana
Una de las famosas megadivas que aparecio una vez en aquel famoso calendario. Benya era la morenota con mas bumper. La jevita trabaja o trabajava de presentadora en pal' de programas de television del pais, y hasta se le vio en programas de Puerto Rico, representando a nuestro pais con su cuerpazo. Se metio en amore con Fernando Villalona pol' pal' de meses y despues de hay nadie supo.
La ultima que se sabe de ella es que fue al los Casandra del 2007 con un vestido ensendio y para colmo sin panti(ropa interior) por lo que ya ustedes saben que hubo alguien que consiguio esa foto donde se le veia hasta la cedula.
La ex-jeva de Fernandito Villalona.
Rep. Dominicana
Venezuela
Adjetivo calificativo equivalente a asustadizo, miedoso, falto de garra o falta de arrojo. Relacionado a cagon, que refiere al acto defecatorio incontrolable asociado a un momento de extremo peligro, miedo intenso. El sufijo “litroso” debe estar asociado a la medida de volumen que se advierte de plano. En conclusion se debe utilizar como un superlativo al calificar un estado de miedo o falta de arrojo.
Juan es un cagon pues no se atrevio a hacer su papel en la obra
, pero Carlos es un cagalitroso, siquiera salio de su habitacion para ir a la presentacion.
Venezuela
Puerto Rico
Mar  
8
 2009
Expresión usualmente usada en respuesta a una queja, a una opinión disidente o a una actitud molestosa. Se utiliza igual que la expresión "Chúpate un codo". Estas acciones, morderse un ojo o chuparse un codo, son físicamente imposibles y supone que la persona a quien se le dice esta expresión y sea suficiente ingenua como para intentarlo, estaría horas embobado tratando de hacer lo imposible.
- Tu siempre estas llegando tarde, que problema.
- Ay, pues muérdete un ojo.
- Ay, tengo mucha hambre. Nunca tienes la comida lista a tiempo.
- Deja de quejarte y chúpate un codo.
Puerto Rico
Rep. Dominicana
Parece ser que los estudiantes que esccribieron sobre el colegio Porfirio Morales tengan tan poca valoracion y apreciacion del centro, ya que sus maestros son caracterizados por su gran labor y preocupacion por mantener una moral impecable tanto en las hembras como en los varones.
Y se preocupan para que sus estudiantes sean personas autenticas y capaces de interactuar dignamente en esta sociedad.
Soy admiradora de ese Centro nunca mis hijos estudiaron ahi, si tenia deseos de que sean hayan educado ahi, pero no fue posible, pero defiendo esa comunidad educativa.
Colegio Porfirio Morales
Rep. Dominicana
México
¿Quién es la Chingada? Ante todo, es la madre. No una madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la Llorona o la "sufrida madre mexicana" que festejamos el diez de mayo. La Chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre. Vale la pena detenerse en el significado de esta voz.
En la Anarquía del lenguaje en la América española, Darío Rubio examina el origen de esta palabra y enumera las significaciones que le prestan casi todos los pueblos hispanoamericanos. Es probable su procedencia azteca: chingaste es xinachtli (semilla de hortaliza) o xinaxtli (aguamiel fermentado). La voz y sus derivados se usan, en casi toda América y en algunas regiones de España, asociados a las bebidas alcohólicas o no: chingaste son los residuos o heces que quedan en el vaso, en Guatemala y El Salvador; en Oaxaca llaman chingaditos a los restos del café; en todo México se llama chínguere o, significativamente, piquete al alcohol; en Chile, Perú y Ecuador la chingana es la taberna; en España chingar equivale a beber mucho, a embriagarse; y en Cuba, un chinguirito es un trago de alcohol.
Chingar también implica la idea de fracaso. En Chile y Argentina se chinga un petardo, "cuando no revienta, se frustra o sale fallido". Y las empresas que fracasan, las fiestas que se aguan, las acciones que no llegan a su término, se chingan. En Colombia, chingarse es llevarse un chasco. En el Plata un vestido desgarrado es un vestido chingado. En casi todas partes chingarse es salir burlado, fracasar. Chingar, asimismo, se emplea en algunas partes de Sudamérica como sinónimo de molestar, zaherir, burlar. Es un verbo agresivo, como puede verse por todas esas significaciones: descolar a los animales, incitar o hurgar a los gallos, chunguear, chasquear, perjudicar, echar a perder, frustrar.
En México los significados de la palabra son innumerables. Es una voz mágica. Basta un cambio de tono, una inflexión apenas, para que el sentido varíe. Hay tantos matices como entonaciones: tantos significados como sentimientos. Se puede ser un chingón, un Gran Chingón (en los negocios, en la política, en el crimen, con las mujeres), un chingaquedito (silencioso, disimulado, urdiendo tramas en la sombra, avanzando cauto para dar el mazazo), un chingoncito. Pero la pluralidad de significaciones no impide que la idea de agresión en todos sus grados, desde el simple de incomodar, picar, zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar se presente siempre como significado último. El verbo denota violencia, salir de sí mismo y penetrar por la fuerza en otro. Y también, herir, rasgar, violar cuerpos, almas, objetos, destruir. Cuando algo se rompe, decimos: "se chingó". Cuando alguien ejecuta un acto desmesurado y contra las reglas, comentamos: "hizo una chingadera".
La idea de romper y de abrir reaparece en casi todas las expresiones. La voz está teñida de sexualidad, pero no es sinónima del acto sexual; se puede chingar a una mujer sin poseerla. Y cuando se alude al acto sexual, la violación o el engaño le prestan un matiz particular. El que chinga jamás lo hace con el consentimiento de la chingada. En suma, chingar es hacer violencia sobre otro. Es un verbo masculino, activo, cruel: pica, hiere, desgarra, mancha. Y provoca una amarga, resentida satisfacción en el que lo ejecuta.
Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingón es el macho, el que abre. La chingada, la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relación entre ambos es violenta, determinada por el poder cínico del primero y la impotencia de la otra. La idea de violación rige oscuramente todos los significados. La dialéctica de "lo cerrado" y "lo abierto" se cumple así con precisión casi feroz.
El poder mágico de la palabra se intensifica por su carácter prohibido. Nadie la dice en público. Solamente un exceso de cólera, una emoción o el entusiasmo delirante, justifican su expresión franca. Es una voz que sólo se oye entre hombres, o en las grandes fiestas. Al gritarla, rompemos un velo de pudor, de silencio o de hipocresía. Nos manifestamos tales como somos de verdad. Las malas palabras hierven en nuestro interior, como hierven nuestros sentimientos. Cuando salen, lo hacen brusca, brutalmente, en forma de alarido, de reto, de ofensa. Son proyectiles o cuchillos. Desgarran. Los españoles también abusan de las expresiones fuertes. Frente a ellos el mexicano es singularmente pulcro. Pero mientras los españoles se complacen en la blasfemia y la escatología, nosotros nos especializamos en la crueldad y el sadismo. El español es simple: insulta a Dios porque cree en él. La blasfemia, dice Machado, es una oración al revés. El placer que experimentan muchos españoles, incluso algunos de sus más altos poetas, al aludir a los detritus y mezclar la mierda con lo sagrado se parece un poco al de los niños que juegan con lodo.
Hay, además del resentimiento, el gusto por los contrastes, que ha engendrado el estilo barroco y el dramatismo de la gran pintura española. Sólo un español puede hablar con autoridad de Onán y Don Juan. En las expresiones mexicanas, por el contrario, no se advierte la dualidad española simbolizada por la oposición de lo real y lo ideal, los místicos y los pícaros, el Quevedo fúnebre y el escatológico, sino la dicotomía entre lo cerrado y lo abierto. El verbo chingar indica el triunfo de lo cerrado, del macho, del fuerte, sobre lo abierto.
La palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables se rodean de fidelidades ardientes e interesadas. El servilismo ante los poderosos especialmente entre la casta de los "políticos", esto es, de los profesionales de los negocios públicos es una de las deplorables consecuencias de esta situación. Otra, no menos degradante, es la adhesión a las personas y no a los principios. Con frecuencia nuestros políticos confunden los negocios públicos con los privados. No importa. Su riqueza o su influencia en la administración les permite sostener una mesnada que el pueblo llama, muy atinadamente, de "lambiscones" (de lamer).
El verbo chingar maligno, ágil y juguetón como un animal de presa engendra muchas expresiones que hacen de nuestro mundo una selva: hay tigres en los negocios, águilas en las escuelas o en los presidios, leones con los amigos. El soborno se llama "morder". Los burócratas roen sus huesos (los empleos públicos). Y en un mundo de chingones, de relaciones duras, presididas por la violencia y el recelo, en el que nadie se abre ni se raja y todos quieren chingar, las ideas y el trabajo cuentan poco. Lo único que vale es la hombría, el valor personal, capaz de imponerse.
La voz tiene además otro significado, más restringido. Cuando decimos "vete a la Chingada", enviamos a nuestro interlocutor a un espacio lejano, vago e indeterminado. Al país de las cosas rotas, gastadas. País gris, que no está en ninguna parte, inmenso y vacío. Y no sólo por simple asociación fonética lo comparamos a la China, que es también inmensa y remota. La Chingada, a fuerza de uso, de significaciones contrarias y del roce de labios coléricos o entusiasmados, acaba por gastarse, agotar sus contenidos y desaparecer. Es una palabra hueca. No quiere decir nada. Es la nada.
Octavio Paz - Octavio Paz
De El laberinto de la soledad
México